
La ansiedad
INTRODUCCIÓN
La ansiedad todos la experimentamos alguna vez en situaciones cotidianas que consideramos estresantes o amenazantes en nuestra vida diaria, si se vuelve constante también puede convertirse en un trastorno que afecta la calidad de vida. En los últimos años se ha visto un incremento de casos diagnosticados, principalmente afectando a mujeres y a personas jóvenes.

La ansiedad es parte normal de la vida y constituye una respuesta habitual a situaciones cotidianas de la persona. Ante una señal o amenaza de peligro, se produce una reacción que nos ayuda a enfrentarnos y responder. Así, cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día (preparar un examen, ir a una entrevista de trabajo, tener que hablar en público, etc.).
"Me encuentro mal, no sé qué me pasa, noto mareo, dolor de cabeza, cosquilleo en el estómago, palpitaciones… Además tengo tantas cosas que hacer que no sé por dónde empezar, me bloqueo, no tengo la mente clara… estoy paralizada."
La prevalencia del trastorno de ansiedad está en constante aumento. En las últimas tres décadas se ha convertido en la séptima condición agravada de todas las enfermedades en el mundo. Afecta al 6,7% de la población (8,8% en mujeres, 4,5% en hombres).
Sospecha clínica.
La ansiedad y la angustia son síntomas de consulta muy frecuentes, la mayoría de las veces muy inespecíficos y que se pueden enmascarar somáticamente:
Síntomas físicos
Vegetativos: sudoración, sequedad de boca, mareo, inestabilidad.
Neuromusculares: temblor, tensión muscular, cefaleas, parestesias.
Cardiovasculares: palpitaciones, taquicardias, dolor precordial.
Respiratorios: disnea.
Digestivos: náuseas, vómitos, dispepsia, diarrea, estreñimiento.
Genitourinarios: micción frecuente, problemas de la esfera sexual
Síntomas psicológicos
Preocupación, aprensión.
Sensación de agobio.
Miedo a perder el control, sensación de muerte inminente.
Dificultad de concentración.
Irritabilidad, inquietud, desasosiego.
Conductas de evitación.
Inhibición o bloqueo psicomotor
Obsesiones o compulsiones.
¿Cuáles son los factores que influyen en la ansiedad?
Las causas de los trastornos de ansiedad no son totalmente conocidas, pero parece que pueden originarse por la combinación de varios factores.
Intervienen factores genéticos (hereditarios y familiares), neurobiológicos (áreas del cerebro y sustancias orgánicas), psicológicos, sociales y culturales. En el proceso de la aparición de la ansiedad tienen importancia tanto los factores de predisposición individual (personalidad) como los derivados del entorno.
¿Qué tipos de trastornos de ansiedad hay?
Hay diferentes tipos de trastornos de ansiedad, pero la ansiedad generalizada y la angustia son dos de los más comunes en Atención Primaria.
Estos dos trastornos se caracterizan por los siguientes síntomas:
Trastorno de ansiedad generalizada:
Las personas que sufren este trastorno presentan ansiedad y preocupación excesiva por acontecimientos o actividades de la vida cotidiana, que cuando perdura en el tiempo y es constante puede ser muy molesto, por la presencia de todos o algunos de los síntomas físicos.
Trastorno de angustia
El trastorno de angustia se caracteriza por la aparición de crisis de angustia* que provocan:
Inquietud persistente por la posibilidad de tener más crisis.
Preocupación por las implicaciones de las crisis o sus consecuencias (por ej., perder el control, sufrir un infarto, "volverse loco").
Cambios en el comportamiento relacionados con las crisis, como las llamadas "conductas de evitación y la agorafobia". Se temen y evitan determinados lugares o situaciones como: ir en tren, metro o autobús, ir a centros comerciales, lugares con mucha gente o de donde no se pueda salir con facilidad.
Crisis de angustia
Es el síntoma principal del trastorno de angustia. Se caracteriza por la aparición repentina e incontenible de miedo o malestar intenso que se inicia bruscamente y alcanza su punto máximo en los primeros 10 minutos, pudiendo durar hasta 1 o 2 horas.
TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD
La ansiedad al estar presente en forma de síntoma en todas las personas, es un factor que no puede ser eliminado. El primer paso para una buena gestión de la ansiedad es su prevención. Realizar ejercicios de manera regular, así como llevar una vida sana como una adecuada higiene del sueño, dieta equilibrada y sin ningún consumo tóxico (alcohol, tabaco, drogas). De igual manera, disminuir los factores estresores que estén dentro del control de la persona (relaciones sociales nocivas, ruidos, ambientes que provoquen angustia, etc) ayudará a prevenirla.
Terapia no farmacológica
Cuando la ansiedad se da como síntoma en una persona que se encuentra en un entorno sanitario , los profesionales tienen la capacidad de influir en el entorno además de hacerlo en el paciente. Es recomendable en estos casos eliminar todos los factores estresores sean sustancias estimulantes, ruidos, exceso de aforo o cualquier elemento que pueda causar confusión o contribuir a la sensación de angustia. Los profesionales tienen que adoptar una actitud serena, calmada, ofrecer apoyo emocional y aportar seguridad.
Para un buen control de ansiedad, existe una serie de técnicas y ejercicios tales como el control de la respiración o la meditación mindfulness. Los ejercicios de relajación mediante la respiración consisten en adoptar una respiración profunda, fluida, diafragmática y no forzada, estableciendo una breve pausa entre inspiración y exhalación. La meditación mindfulness se centra en mantener la atención en el momento actual, utilizando técnicas de respiración muy parecidas a la relajación como ancla para fijar la concentración y evitar que la mente divague. La práctica de mindfulness de manera habitual tiene numerosos beneficios para la gestión del estrés y su prevención, así como un aumento de la capacidad de concentración y agilidad mental.
El profesional contribuye una relación desde la escucha activa y valida los sentimientos e ideas de la persona. Favorece la expresión de emociones y desde ahí reconforta, informa y refuerza la autonomía del paciente.
Cuando la ansiedad se empieza a convertir en un problema, la primera línea de tratamiento consiste en el tratamiento psicológico o psicoterapia. Dentro de la terapia psicológica, la que más destaca para el tratamiento de la ansiedad es la terapia cognitivo-conductual.
CONCLUSIÓN
La ansiedad cuando se maneja de manera correcta a través de la prevención, cambios en el estilo de vida y el uso de terapias efectivas puede mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Los profesionales de la salud juegan un papel muy importante al ofrecer apoyo emocional y técnicas de relajación como la respiración profunda y el mindfulness.